El cuento chino de siempre, la queja fácil, el tema fácil, el tema es quejarse, descargar, cargar sobre los demás el peso de tener que ir a quejarse con otro para aliviarse. La quinta pata del gato, el porqué, el cómo y el cuándo y sin saber para qué. La patada en los tobillos, la subida de tono, los gritos, las puteadas, la burda difamación del otro, el clásico recurso de quejarse del tiempo. Quejarse por deporte, quejarse del deporte y los del deporte que se quejan; se quejan del deporte, del tiempo, de los que hablan de deportes, de los otros deportistas y de la altura, y de los que se quejan del deporte. Quejarse del gobierno y de la crisis hablando a través de un celular de 600 dólares mientras dejamos correr el agua en la pileta pudiendo usar el tiempo en hablar de cosas más importantes: como que esa agua le salvaría la vida a diez niños en África o que mientras hablamos del tiempo cinco mujeres abortaron en la clandestinidad y en Buenos Aires cuatro jóvenes fueron apaleados y apresados por la policía por fumar marihuana. Pero de eso no hay quejas, ¿No Doña?, mejor quejarse de que subió la papa y el azúcar y no de los niños que no tienen qué comer en Bella Unión, mejor mirar para otro lado cuando Rusia invade Georgia si, mejor los juegos chinos de Beijing antes de las protestas de los monjes tibetanos que generan brutales represiones y asesinatos; sigamos mirando a Tinelli y Gran Hermano para no leer en el diario que sigue en aumento el calentamiento global, problema que ya cobró su primera víctima al hundir por completo un país del continente Oceánico, mejor no escuchar que podemos hacer algo, que cerrando el agua mientras te lavás los dientes ahorrás lo que mañana nos salva, que un poco de optimismo no viene mal de vez en cuando, podemos cambiar la cara de este país de una vez, es más fácil quejarse, pero poné en la balanza, ¿te acordás de Atchugarry? ¿qué pesa más?, para mí en Economía pesa más Alvaro García, aquel que nos hizo pasear en el Tren de los Sueños por Carnaval, el carnaval más largo del mundo, el feriado de carnaval por el que pelean hoy los murgueros argentinos, la fiesta que la dictadura les robó. Y poné en la balanza que los que robaron acá no ven más el sol, ni los del ´73 ni los del 2002, porque ahora también están guardaditos los Peirano.Pero es más fácil quejarse de que llueve, de que hace calor, de que salió el sol, de que hace frío, de que no gane Uruguay, de que nominen a Eunice Castro, de qué mal que cantó la murga... de que me hagan pensar.
.
